ENSAYO: Fotografía. Un intento de definición.
La práctica de la fotografía
en la actualidad
Desde los
primeros procesos precursores de la fotografía se intuyeron las amplias
posibilidades y beneficios de las imágenes tomadas “directamente de la
realidad”, con forme la fotografía se fue constituyendo hasta lo que es en el
presente no ha habido duda de que efectivamente ésta es uno de los medios más
poderosos desarrollados hasta el día de hoy. La razón por la cual la fotografía
es éste “gran suceso” que ha permeado por completo la actualidad y se ha enraizado
profundamente en ella reside, por una lado en que la materia prima de la
fotografía es la realidad misma, y por otro, en el hecho de que el ser humano
siempre ha tenido la necesidad de llevar algún tipo de registro o bien tener un
sistema de organización.
En este
sentido es pertinente recordar que las bases que constituyen la escritura que
hoy en día utilizamos surgieron de la necesidad de construir una forma de expresión
escrita más simple y práctica que la que ya existía, y que a su vez respondiera
justamente a las necesidades antes mencionadas. Así como la escritura, la
fotografía también está íntimamente relacionada con el desarrollo y
complejización de la civilización e igualmente surge como una contestación a
los nuevos planteamientos de la época.
Si bien en
un principio los primeros descubrimientos en cuanto a la fotografía (como la
cámara oscura, el daguerrotipo o la cianotipia) respondieron casi meramente a
esta necesidad de registro, el avance en la materia propició una nueva
perspectiva de la realidad y con ello se generó una reflexión que llevo las
posibilidades de la fotografía más allá del mero uso práctico. Si retomamos la
analogía de la fotografía con la escritura, ésta dio paso a la literatura y la
fotografía a su vez descubrió y exploró sus propias posibilidades expresivas,
pues la fotografía en sí también es, sobre todo, un tipo de lenguaje.
De esta
forma se generó una escisión en el quehacer fotográfico que lo volvió por un
lado un instrumento y por el otro un medio al servicio de la estética, sea cual
sea el fin que se quiera alcanzar mediante la fotografía, ésta conlleva una
serie de implicaciones, pues en principio de cuentas se nutre de la realidad. Quizá
para nosotros ahora esto es algo muy común y poco sorprendente, pero para las personas
del siglo XVI (con la cámara oscura) y del siglo XIX (con los posteriores
descubrimientos) en adelante implico un cambio mental y de percepción muy
importante.
Es claro
que nosotros ya somos hijos de ese cambio, y por eso lo damos por sentado, pero
es importante detenerse a considerar que llevamos tan sólo 160 años
aproximadamente dentro de esta “nueva visión” lo que implica que estamos apenas
en el principio de un proceso de aprendizaje, si se considera por ejemplo que
la pintura ha estado presente prácticamente desde el principio de la humanidad,
por lo tanto es muy probable que haya muchas cosas en relación a la fotografía
que aún no hemos descubierto, o ¿Será que en tan solo en menos de dos siglos
hemos llegado a ese punto, tal como en las artes plásticas, en el que se cree
que ya esta todo hecho? El rápido desarrollo de la tecnología fotográfica y su
masificación a partir del siglo XX es un punto clave en la historia de la
fotografía, se podría decir que muchas de las características que la definen el
día de hoy tienen su origen a partir de ahí; si bien estos avances ha llevado a
una explotación y exploración profunda de esta disciplina, en los últimos años
han provocado que mucha de la fotografía que se hace en la actualidad este
vacía de reflexión, así como también ha causado que esta disciplina ya este
completamente replanteada, en algunos
casos, como algo tan cotidiano que sólo se practica porque la mayoría lo
hace.
Así pues
otra de las principales implicaciones de la fotografía, al tener como materia
prima la realidad, es que permite la posibilidad de implantar una visión en el
mundo ya sea esta personal o bien la de una ideología dominante (Susan Sontag)
al servicio del estado o la industria por ejemplo. Uno de los medios en los
cuales se ha conciliado de mejor manera los dos usos principales de la fotografía
(el estético y el de instrumento) ha sido la publicidad, en este caso la
fotografía produce imágenes estéticas al
servicio de esta ideología dominante, a las que somos susceptibles y por medio
de las cuales se imponen una serie de patrones conductuales, tendencias y
formas particulares de percibir, sentir, pensar, etc. Si bien la publicidad ha sido una de las áreas
que más ventaja ha sacado de la fotografía, en la actualidad y gracias internet,
un gran número de empresas lucran con las fotografías alrededor de todo el
mundo, páginas como Flickr o Instagram a la par de que hacen de la fotografía
un negocio rentable, imponen una estética y una necesidad que a su vez responde
a la “lógica misma del consumo” (Sontag, p. 174).
Podríamos
decir que sobre todo hoy en día vivimos dentro de lo que Susan Sontag en su
libro Sobre la fotografía ha llamado
“la dictadura de lo interesante” entonces ¿Qué tan libres somos de crear y más
aún qué tan libres son nuestras creaciones cuando, como creadores, procedemos
bajo a estas lógicas impuestas, cuando somos la mano de obra en esta producción
industrial de imágenes estéticas? Es claro que un gran porcentaje de las
fotografías tomadas en todo el mundo no son realizadas por profesionales (aún
si lo fueran no es seguro que estén libres de pecado) y en cierta medida son
hechas de manera ni siquiera autodidacta, si no más bien son producto de la
imitación y del reflejo, pues la mayoría hemos tenido o tenemos una idea de lo
que es la fotografía y sobre ella hemos recargado nuestras imágenes, la
cuestión es que esta idea esta construida más por lo que vemos que por lo que
sabemos y pensamos sobre el tema. Nos basamos en la idea (nuestra) de la idea
(impuesta) de lo que debe ser la fotografía.
Lamentablemente
ese mismo poder que tiene la fotografía (el de implantar una visión en el
mundo) es lo que la ha llevado a ser víctima y aliada de la industria, del
poder del estado y del sistema capitalista así como de la globalización,
viéndose así más que limitadas, delimitadas sus formas de expresión y quedando también
muy encausados sus usos. Se puede decir entonces que la fotografía se ha
convertido en un arma de doble filo, y quizá siempre lo ha sido, pero es muy
probable que esta cualidad sea mucho más obvia en nuestros tiempos que en el
pasado, ya que con el paso del tiempo y parece que sobre todo desde que se
descubrieron sus posibilidades expresivas, también se comprendió que las
fotografías por sí mismas no significan nada, es el espectador el que las
significa (Berger, p.73), de ahí que poco a poco han ido perdiendo su carácter
de veracidad.
Estamos en
una época en la que algunos amamos y odiamos la fotografía al mismo tiempo, la
amamos porque nos revela lo que no podemos ver a simple vista, porque nos
acerca a lo fotografiado de alguna u otra forma, porque nos seduce y nos estimula
estéticamente hablando, porque nos acerca a esa experiencia tan privada y
desconocida que es la visión del otro, y a su vez nos genera una propia,
también porque nos sorprende ya sea por desconocida o por resignificar lo
cotidiano; y la odiamos porque es un instrumento de vigilancia, de control, de
sometimiento y espectáculo, la aborrecemos porque miente, nos transgrede, porque
no nos respeta, nos sobre satura y también porque se ha vuelto algo enfermo. Aunque
pensándolo bien puede que la amemos por las mismas razones porque la odiamos ya
que de esta forma ¿De qué vamos a tener que hacernos responsables si
reaccionamos de manera condicionada a muchas de las cosas que hacemos gracias a
la influencia de las fotografías? La odiamos porque nos quita responsabilidad y
la idolatramos por esta misma razón. He ahí la trampa.
Parece importante
entonces hacer mucha consciencia del potencial actual de las fotografías. En
este sentido es de lo más rescatable el punto de John Berger en su texto Usos de la fotografía en cuanto a que es necesario hacer “una
práctica fotográfica alternativa a la que hemos visto” (Berger, p.76) si es que
acaso se quiere hacer algo al respecto de la crisis a la que nos ha llevado el
uso desmedido e irracional de la fotografía.
Es responsabilidad de cada persona que pueda, por el medio que sea,
tomar una fotografía ponerle un freno al hecho de que sea normal andar por ahí
saturando más al mundo con imágenes y haciendo aún más difusa la línea entre
las imágenes privadas y las públicas; “es necesaria una ecología de las
imágenes” (Sontag, p.175). Eso por un lado y por otro, también es
responsabilidad de todos tratar de prestar atención a cómo nos afectan las fotografías
en la vida diaria y a cómo nos definen o nos orillan a actuar de ciertas formas.
A menudo se piensa que las posibilidades de la fotografía están de
cierta forma agotadas, lo cierto es que más bien resultan inciertas por la
falta de una reflexión. Si asumimos pues que el panorama actual tiene las
características antes mencionadas ¿Con qué ánimo se puede hacer otra fotografía
cuando se hacen millones al día? Y más aún ¿Qué sentido tiene si “el sistema
puede asimilar cualquier fotografía” (Berger, p.75)? ¿Cuáles son entonces
nuestras verdaderas oportunidades como creadores? Dado que la fotografía se
sigue construyendo y esta en constante cambio es importante estar bien parados
en la actualidad para poder empezar a replantearla; dos cosas me parecen de
suma importancia: asumir la fotografía como una responsabilidad nos va a poner
de entrada en el punto en el que somos conscientes de sus consecuencias y de
esta forma no estaremos lanzando imágenes muertas al mundo; por otra parte tratar
de que la fotografía deje de ser un sustituto de la memoria y que por ende no
nos prive de vivir las experiencias pueden ser quizá algunas de las actitudes
que nos pueden ayudar a resignificar la fotografía de forma que nuestra relación con ella se vuelva más amable y sensible.
María Vázquez.
Bibliografía:
·
Sontag,
Susan. Sobre la fotografía. Penguin
Random House Grupo Editorial, S.A de C.V, 2016
· Berger, John. Usos de la fotografía. Editorial Gustavo Gil, 2001
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