miércoles, 2 de noviembre de 2016

En el camino, la fotografía de paisaje


 En el camino, la fotografía de paisaje



“If the world is unfair or beyond our understanding, sublime places suggest it is not surprising things should be thus. We are the playthings of the forces that laid out the oceans and chiselled the mountains. Sublime places acknowledge limitations that we might otherwise encounter with anxiety or anger in the ordinary flow of events. It is not just nature that defies us. Human life is as overwhelming, but it is the vast spaces of nature that perhaps provide us with the finest, the most respectful reminder of all that exceeds us. If we spend time with them, they may help us to accept more graciously the great unfathomable events that molest our lives and will inevitably return us to dust.”
Alain de Botton. The Art of Travel. London: Penguin, 2002, p.178 – 179.

¿Será que por influencia de fotógrafos como William Henry Jackson, Timothy O´Sullivan y Carleton Watkins asumí que la fotografía de paisaje estaba inherentemente ligada al viaje o será que efectivamente esto es cierto?

Pasan los días, cada vez que salimos de nuestras casas emprendemos un viaje, a veces estos se vuelven tan cotidianos que ya no los notamos, solemos creer que “salir de viaje”  implica alejarnos lo más que se pueda de nuestras casas o de los lugares por los que solemos transitar cuando en realidad el viaje es en gran medida más lo que sucede dentro de nosotros mismos que afuera, pues lo que importa en un viaje es tanto más el camino como la consciencia.

Conforme andamos, ya sea en la ciudad, en el bosque, en la playa o en donde sea, frente a nosotros se despliegan contantemente una serie paisajes, que si no estamos disponibles, nos parecen comunes y en los que muchas veces ni siquiera nos fijamos a menos que algo súbito: un color peculiar en el cielo o un reflejo de brillos en algún edificio nos saque de nuestro camino cotidiano, entonces sí, nos detenemos. Es ahí cuando el paisaje se vuelve notable y en donde también sucede el viaje.

La fotografía de paisaje como ya se mencionaba es una pausa en el camino, los distintos momentos en los que nos detenemos a fotografiar un paisaje son en sí momentos de reflexión dentro del viaje. Luego cada uno de estos momentos es una especie de catarsis,  pues cuando el fotógrafo se detiene hay un encuentro con lo sublime, se esta enfrentando a algo grande tanto en términos de tamaño o espacio como en términos de lo espiritual, el paisaje se presenta inabarcable de primera impresión y por eso nos emociona.

Es entonces reto e inspiración porque es inamovible, lo que se despliega ante nosotros es único en sus distintas cualidades: luz, textura, forma, color, disposición, atmósfera etc. Esta particularidad de quietud, así como la pausa y la contemplación a la que nos induce el paisaje hace que innegablemente el fotógrafo se relacione de forma distinta tanto con su sujeto fotográfico, como consigo mismo e incluso con el quehacer fotográfico en sí cuando hace fotografía de paisaje a diferencia de cuando toma cualquier otro tipo de fotografía, pues la exeriencia de fotografiar un paisaje es apacible y profunda.

De esta forma el fotógrafo debe tomar aquello tal cual le es dado y transformarlo, debe observar lo que compone el paisaje: desde unas huellas en la arena hasta un edificio y trazar con ello, con los elementos que le son dados naturalmente, un camino único por el cual acceder; el paisaje debe volverse abarcable dentro de su misma inmensidad mediante la fotografía, para que de esta forma podamos adentrarnos y habitar como lo hace él en ese momento y para que después se nos vuelva igualmente entrañable.  Es así como cuando vemos una fotografía de algún paisaje quisieramos, más que estar en ese justo lugar, añoramos ese momento de silencio, de reflexión callada y de suave contemplación, queremos sentir eso justamente, queremos volver a ese lugar al que nos lleva  el simple hecho de mirar  a lo lejos. 

El hecho de fotografiar un paisaje es la forma de admitir y atesorar ese momento en el que una experiencia se enraizó en nuestra memoria y la fotografía misma es la recompensa que da el viaje pues ésta es el hogar de nuestras experiencias, el lugar al que van nuestros recuerdos y “el hogar es ese lugar al que volvemos entre viajes. Existe por una razón que solo los viajeros entienden claramente.” (N.C.)


María Vázquez

Rievaulx Abbey.  Roger Fenton.

Pyramid and Domes, Pyramid Lake, Nevada.  Timothy O´Sullivan.

16th St form Larimer St. William Henry Jackson.

Summer night, Longmont. Robert Adams.

Red interior. Joel Meyerowitz.

The Yosemite Valley. Carleton Watkins.

Longmont, Coloraado. Robert Adams.

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