"Comprendo la fotografía más como una rama de la
Ontología, más que de la Estética. Me parece más interesante la cuestión de la
verdad que la cuestión de la belleza."
Joan Fontcuberta
En algún momento mientras miraba
una foto de Pedro Meyer mi silueta, que se reflejaba levemente en la pantalla
de la computadora, extendía de manera perfecta la línea curva de un arcoíris en
la fotografía, nada más cercano a… ¿la realidad? digamos mejor “la actualidad” en
la que lo que nos muestra la pantalla es tan creíble que lo demás terminan
siendo meros reflejos como bien lo advierte Fred Ritchin en su libro “Después
de la fotografía”. Dado este fenómeno de lo inminentemente digital y devorador
notar que la importancia de la verdad
y la realidad ha estado siendo
sobrevalorada y pervertida al mismo tiempo es crucial para proceder si uno se
dedica a odiseica labor fotográfica.
Pedro Meyer y Joan Fontcuberta
son dos artistas pioneros de la fotografía contemporánea que comparten en
principio de cuentas una profunda reflexión acerca de su oficio, dicha
meditación ha sido tanto personal como en relación al efecto mundial que se ha
presentado en torno a la fotografía en aras de una era digital y por supuesto
del resultado poderoso de la alianza de lo que podríamos empezar a pensar son
las herramientas más penetrantes que ha construido el ser humano.
“(…) mi trabajo es una respuesta a toda una serie de condicionantes sociopolíticos,
de la situación de la comunicación y de la cultura (…)” Joan Fontcuberta
Sin duda el rumbo y efectos que
ha tenido esta revolución, así como los propios contextos y las experiencias de
vida de cada artista, han sido lo que ha llevado a ambos a desaprehenderse tanto
de la tradicional idea de la fotografía como de la severa pero engañosa
concepción de la verdad y la realidad de forma que los dos se han
ocupado, con el paso de los años, de concientizarse a sí mismos de la vulnerabilidad
de estos términos (tanto en la práctica como en el discurso), de ahí que su
trabajo se base y nutra de esa evidente fragilidad y juegue con ella para que
al final el espectador pueda darse cuenta de que efectivamente nuevas
relaciones se están gestando a partir de lo digital y lo están redefiniendo todo.
¿Cuál es el gran mérito de estos
artistas? Primero su capacidad de observación: cualidad imprescindible y
afilada de un buen fotógrafo, luego su gran habilidad de reflexión: sin la cual
el fotógrafo sería como un caballo desbocado, después su valor: no puede, no
debe haber fotógrafos con miedo, deben ser unos sin vergüenzas; por otro lado su
congruencia: han respondido efectivamente con actos (obra) y propuestas a su
pensamiento y búsquedas en pro de un uso no aplastante tanto de la fotografía
como de lo digital y finamente su sentido del humor: el artista nunca debe
dejar de jugar y para lo cual no tengo más comentario que una sonrisa y un
agradecimiento. A fin de cuentas han sido auténticos visionarios que ha
propuesto una reconfiguración del mundo y se han plantado como creadores de la realidad.
María Vázquez
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